Cinco claves del buen momento de la economía
La primera mitad del año estuvo llena de noticias que muestran un momento económico particular.
Crédito más fácil Hace un par de semanas, alguien fue al banco y salió con un nuevo préstamo en sus bolsillos. De hecho, otros tres bancos tenían lista la misma cantidad de dinero para entregársela. Ahora, el fulano irá con esa plata a pagar deudas viejas. En principio, parece igual de endeudado, solo que ahora, con el nuevo crédito, tendrá más plazo y pagará menos intereses. Eso -más o menos- pasó el 5 de este mes, cuando el Gobierno consiguió 2.000 millones de dólares, de inversionistas que compraron bonos del país. Los inversionistas ofrecieron 7.300 millones de dólares. La tasa de interés para Colombia fue de 4,43 por ciento. Dos años antes, le cobraban 7,37 por ciento. El episodio de ese martes habla del momento de la economía colombiana. 'Alguien' al que los que tienen dinero están dispuestos a prestarle a intereses cómodos. Con la ayuda de que los dólares, desde hace varios años, sobran cada vez más, porque Estados Unidos imprime más y más billetes. 2. El grado de inversión Cuando a alguien le prestan con esa confianza es porque ven que las cuentas que debe pagar cada vez que le llega el sueldo son razonables. Un razonamiento similar es el del tan mencionado 'grado de inversión'. Tres firmas -Moody's, Standard & Poor's y Fitch Ratings- se dedican a mirar si gobiernos o empresas que buscan plata prestada pueden ser buenas o malas pagas. Y tienen una escala para entregar sus calificaciones. De un punto para abajo de su escala se considera que prestar es especular. Es decir, prestar a cambio de intereses altos, pero jugársela a que, de pronto, no le paguen. Hacia arriba de la escala, prestar es invertir. O sea, entregarle el dinero a un deudor que, con un alto nivel de confianza, se lo devolverá. Tras una década en la que se consideró que prestarle a Colombia era especular, ahora la deuda colombiana vuelve a contar con calificación (o 'grado') de inversión. Las notas mejoraron desde el 16 de marzo, en el caso de Standard & Poor's; desde el 31 de mayo, en el caso de Moody's, y desde el 22 de junio, en el caso de Fitch. Sin embargo, quienes califican el riesgo de hacer préstamos no están muy preocupados por saber si para ser cumplido el deudor paga una educación de baja calidad a sus hijos o si se está privando de una mejor alimentación y de servicios básicos. De la misma forma, las notas de las agencias no miran si el país que es buena paga a la vez logra mayor bienestar para su gente. Como lo explicaba el analista principal de Fitch para Colombia, Erich Arispe, al subir la nota no se tienen en cuenta variables como el desempleo, que en el país sigue estando en los mayores niveles para América Latina. Así, las calificaciones muestran un aspecto de la economía -poner las cuentas en orden-, pero para ver qué está pasando con los asuntos que son el fin último de esas decisiones -la vida de la gente y su oportunidad de ser felices- hay que mirar otras cosas. 3. Unas 'locomotoras' arrancan, otras... En primer lugar, cuál es el vínculo entre unas cuentas más ordenadas y el bienestar. Ese nexo está en que las cuentas más ordenadas dan la oportunidad de dedicar más recursos justamente a educación, salud o vivienda. O a lo que ahora el discurso oficial llama las 'locomotoras': infraestructura, vivienda, innovación, agro y minerales, ejes de un programa que establece cómo se canalizan los recursos en la búsqueda de la madurez de la Nación para dar bienestar a sus habitantes, o Plan de Desarrollo (que aprobó recientemente el Congreso). En segundo lugar, mientras se ejecuta el plan, ¿qué se está logrando? El crecimiento de todo lo que produce el país (el producto interno bruto o PIB) alcanzó en marzo el 5,1 por ciento anual, inferior a buena parte del continente, pero mejorando. En medio de ese crecimiento, las 'locomotoras' no llevan el mismo paso. La actividad edificadora, en la que está la vivienda, crece 4,1 por ciento; el agro, 7,8 por ciento, y de cada 10 pesos producidos de más, el café aportó 3,6 pesos. Pero la 'locomotora' de las obras de infraestructura echó reversa: cayó 11,5 por ciento. La 'locomotora' de los minerales tiene nombre propio: los buenos precios internacionales. De esta manera la producción de minerales crece 9,4 por ciento, y las exportaciones de petróleo son la mitad del total. Con café y petróleo, el impulso, por ahora, llega de los dones de la naturaleza y de los precios que pone el mercado mundial, más que de avances en productividad y competitividad. No en vano, el Fondo Monetario Internacional (FMI) advierte que "a pesar de unos fundamentos muy fuertes, el panorama de corto plazo para Colombia puede ser afectado adversamente si caen los precios de las materias primas". 4. Más consumo y arriba tasas Pero la sexta 'locomotora', es la que más anda. No está en el Plan de Desarrollo, sino en los hogares de los colombianos: las familias están consagradas a la tarea de comprar y comprar. Entre enero y marzo, de cada tres pesos que produjeron las empresas dentro del país los hogares usaron dos para gastar. De cada diez pesos que creció el PIB las familias aportaron ocho pesos de consumo adicional. Por supuesto que para comprar se han sentido tranquilos para endeudarse, y los bancos, tranquilos para prestar. Pero cuando la gente compra cada vez más, se corre el riesgo de que las empresas no estén en capacidad de aumentar al mismo ritmo lo que ofrecen en venta, y si ven que les piden más cosas que no pueden ofrecer, entonces suben los precios. Ante ese riesgo que ya se vislumbra, el Banco de la República ha subido desde febrero cinco veces los intereses que cobra a los bancos comerciales, y se espera otra alza en dos semanas. Como a los bancos comerciales se les encarecen esos recursos, se espera que pronto suban las tasas que cobran al público, de manera que el consumo crezca menos y la inflación no se desborde. Esta, por cierto, sigue en niveles bajos, 3,23 por ciento en el último año completo terminado en junio, por lo cual las alzas de tasas son medicina preventiva y no curativa. 5. Alivio en desempleo Las alzas de los intereses buscan que los préstamos no sean tan baratos y bajar el ánimo de consumir. Pero, por ahora, los intereses al público aún no suben significativamente y los créditos siguen creciendo (23 por ciento hasta mayo). La encuesta de Fedesarrollo muestra que la confianza para consumir vuelve a crecer en junio, especialmente muebles y electrodomésticos. No obstante, la firma Raddar había encontrado en mayo un menor aumento del consumo y su presi- dente, Camilo Herrera, lo explica diciendo que ya las familias que iban a comprar carro y otros bienes costosos lo hicieron y el reemplazo de ellos se demora. Pero el consumo de otras cosas no durables no tendría por qué aflojar, por cuanto sube el número de personas con empleo, con 692.000 más que hace un año. Sin embargo, sigue siendo principalmente trabajo precario, pues ocho de cada diez nuevos empleos corresponden a trabajo por cuenta propia o jornaleros. Justamente, la precariedad va de la mano de la informalidad, lo que lleva a que sea una minoría de los trabajadores la que aporta al sistema de salud, mientras una gran proporción está cubierta por el sistema subsidiado. Ese hecho es una de las bases del descalabro del sistema de salud, que pone en riesgo una efectiva atención a la gente.
MAURICIO GALINDO EDITOR DE ECONOMÍA DE EL TIEMPO
Economía creció por consumo y pese a invierno; minería sigue avanzando
El agro tuvo un desempeño que sorprendió. Las obras de infraestructura son el lunar.
El auge de consumo de las familias impulsó el crecimiento de la economía durante el primer trimestre del año, mientras que la tragedia del invierno no llegó a frenar la producción. El producto interno bruto (PIB) -la suma de lo que producen todos los negocios y empresas dentro del país- creció 5,1 por ciento en el periodo de enero a marzo en comparación con el mismo periodo del 2010, informó el Dane. Y en ese lapso, el consumo de los hogares, que aumentó 6,3 por ciento, llegó a ser el 66,58 por ciento de todo el PIB, casi un punto más que un año antes. Pero, incluso, la inversión creció más, con un incremento de 13 por ciento. El crecimiento del PIB estuvo cerca del 4,9 por ciento que, en promedio, esperaban los diferentes expertos. Pero, si bien fue un resultado cercano a lo previsto, hay aspectos que no dejan de sorprender: la caída de 4,5 por ciento para el sector construcción, por ejemplo, fue catalogada por el economista Ricardo Bonilla, como "una parálisis" del sector que es una de las locomotoras del desarrollo en la que el Gobierno tiene cifradas sus esperanzas. "La construcción fue afectada por el fenómeno climático que acaba de pasar, pero también sintió el coletazo de la corrupción. Entre esos dos frenos la tienen estancada". Según los datos del Dane, dentro de ese sector, integrado por un lado, por obras civiles, y por otro, por vivienda, oficinas y centros comerciales, lo que más decreció fue la primera, que tuvo una caída de 11,5 por ciento, mientras que la vivienda y los centros comerciales lograron un crecimiento positivo de 4,1. El tema minero no ofreció mayores sorpresas. Sigue siendo el sector que más avanza, y en este primer trimestre se ubicó en 9,4 por ciento. No obstante, pese a estar en la delantera, como el sector que más impulsa la economía en el trimestre, en esta oportunidad bajó con respecto al mismo periodo del 2010, cuando se ubicó en 13,4 por ciento. Según Jorge Bustamante, director del Dane, "lo que más jalonó fue el carbón y el petróleo, mientras que la producción de níquel registró un resultado negativo, en parte, porque estaba en mantenimiento la planta de Cerromatoso". El agro sorprendió a algunos, pero los que hacen parte de ese sector esperaban eso y más. El sector creció 7,8 por ciento, cifra que adquiere mayor dimensión porque el agro venía de un crecimiento negativo en el mismo periodo del año pasado y ahora, con todo y el invierno, se disparó. El café, que tuvo su buen momento en materia de precios, al llegar a estar por encima de 3,2 dólares por libra en el primer trimestre, fue el protagonista en este resultado. Rafael Mejía, presidente de la Sociedad de Agricultores de Colombia (SAC), señala que el crecimiento del agro está dentro de las previsiones hechas por el gremio para el año, que son entre 3,5 y 4 por ciento. "Los analistas -dice Mejía- pronosticaron menos, porque no tienen en cuenta que el sector está dividido en: cultivos de ciclo corto, a los que les fue bien y en donde se ubica el café, que creció en 36,6 por ciento; el de cultivos permanentes, al que no le fue tan bien y el pecuario, donde se incluye el ganado bovino y porcino y las aves". Este gremio, dice Mejía, no esperó nunca un impacto negativo del invierno sobre el agro, porque la inundación de cultivos solo fue del 8 por ciento. "Es como si tuviéramos 100 hectáreas de tierra; 92 estaban produciendo y 8 no". Lo que sí advierte Mejía es que la dicha no durará tanto. El sector manufacturero, por su parte, se mantuvo dentro del promedio, con un crecimiento de 5,1 por ciento en el trimestre, mientras que el comercio respondió mucho mejor, con un resultado de 6,7 por ciento. Mejoran las proyecciones Especialistas se arriesgan a subir sus metas de crecimiento en 2011 Aunque el Gobierno, a través del DNP, confirma que prefiere ser conservador y sigue anclado en el 5 por ciento, como proyección de crecimiento para el año, en los mercados, la situación es distinta. Interbolsa, por ejemplo, estima que en el año, el país podría estar creciendo 5,4 por ciento, previendo que minería y comercio sigan liderando la productividad y se les sume el transporte, que ya muestra indicios de querer despegar con fuerza. Daniel Niño, analista de Bancolombia, dice que aunque el dato de ayer fue muy bueno, siguen parados en 4,8 por ciento para el año. Aun así, auguran que el segundo trimestre puede ser mejor. "Destaco el resultado de las exportaciones, que crecieron 11,5 por ciento, y el alto consumo en los hogares, que de abril a junio va mucho mejor". Si el PIB sube, de qué le sirve a la gente El alborozo que hay en los mercados y entre los analistas, por el crecimiento del producto interno bruto, usualmente es visto por el resto de colombianos con indiferencia, sobre todo porque en Colombia, el hecho de que haya más producción económica no se siente en el bienestar de los ciudadanos. Según el ex ministro de Hacienda José Antonio Ocampo, "para que el crecimiento del PIB le llegue a la gente se necesita que crezcan el empleo y los salarios reales o el ingreso de los trabajadores independientes". El especialista advierte que estas condiciones no se han dado mucho en el país. "Particularmente, el empleo ha sido un lunar en nuestro desempeño económico por mucho tiempo. Si en las encuestas de hogares este indicador no muestra mejoría, no hay lugar a mucho festejo". Según la Encuesta de Hogares, la desocupación en el primer trimestre del 2011 fue de 12,4, frente al 13 por ciento en el mismo periodo del 2010. La razón por la que el crecimiento de la economía no cambia significativamente esa cifra es porque depende del sector que más impulse. "Si lo hace un sector como minas, que tiene alta inversión de capital, pero requiere poca mano de obra, no se reflejará", afirma Jorge Bustamante, director del Dane. Ricardo Sánchez, ministro(e) de Agricultura, también se muestra esperanzado en que pronto se verán efectos en la gente. "El dinamismo mostrado por el crecimiento del PIB nacional y el del agro se reflejará en generación de empleo formal". Así está Colombia frente al vecindario La Cepal dijo en mayo pasado que esta era la década dorada de América Latina, en referencia a que este continente tuvo un incremento del 40 por ciento en inversión extranjera directa. Las cifras trimestrales de crecimiento en varios países así lo confirman. Chile y Argentina llevan la delantera, con un PIB de 9,8 por ciento el primero, y de 9,9 por ciento el segundo. Perú también sigue creciendo a tasas muy altas. En el trimestre se expandió en 8,8 por ciento, lo que se considera como la cifra más baja en los últimos tiempos, efecto que se le atribuye a la caída de la inversión privada, por la expectativa que generó el debate electoral entre Fujimori y Humala. Entre tanto, Brasil, economía que es punto de referencia en América Latina, se ubicó por debajo de Colombia, con un 4,2 por ciento. Ese resultado, según dicen los analistas, se debe a las medidas que ha tenido que tomar ese país para contener la inflación. Para Colombia, el 5,1 por ciento logrado en el trimestre es la cifra más alta, en comparación con iguales trimestres de los los últimos tres años.
Morales Manchego Redacción de Economía y Negocios
El crecimiento del PIB no se traduce en bienestar general
Implica más educación, mayor crecimiento, y hasta impuestos, para ganar equidad.
El crecimiento de la economía de 4,3 por ciento el año pasado fue una sorpresa general; el salto frente al 2009 fue de 2,8 puntos porcentuales. "La verdad es que lo sucedido supera los cálculos que tenían los analistas y lo que esperábamos en el propio Gobierno", reconoció el ministro de Hacienda, Juan Carlos Echeverry. Al mismo tiempo, el promedio anual del desempleo reportado por el Dane fue de 11,8 por ciento, una reducción anual de apenas 0,2 puntos porcentuales, simultáneamente con un aumento de 2,9 puntos en el subempleo, que llegó a 32,6 por ciento. La informalidad en las 13 áreas metropolitanas en el último trimestre del 2010 se situó en 51,7 por ciento, 0,4 puntos por debajo de la del 2009, mientras que el 58,3 por ciento del total de los trabajadores ocupados no tenía seguridad social, una pequeña disminución respecto de igual periodo del 2009. La pobreza, la indigencia y la desigualdad en el 2009, último año con cifras disponibles, escasamente se movieron hacia abajo en comparación con el 2008. La brecha entre el aceptable comportamiento de la actividad económica y los indicadores sociales es evidente. Recientemente, la Cepal puso de presente el hecho de que los países latinoamericanos llevan cinco años creciendo y redujeron pobreza e indigencia, pero en Colombia eso no sucedió. Buena parte de la explicación de ese fenómeno está en la desigual distribución de la riqueza y de la propiedad, en la estructura del mercado de trabajo y en la deficiente calidad de la educación, señala el investigador y docente de la Universidad del Rosario Juan Carlos Guataquí. Por la distribución mencionada, agregó, cuando la economía crece pueden crecer mucho las utilidades en algunos lados y cierto componente del empleo, pero esa nueva riqueza no se irriga al resto de la economía y de la población. Para el subdirector del Centro de Investigaciones para el Desarrollo (CID), de la Universidad Nacional, Germán Nova, "faltan políticas públicas que apunten a mejorar la distribución del ingreso y la riqueza", por lo que -argumenta- es necesario que quienes tienen más recursos tributen más. Por el lado del gasto, complementa, hay que mejorar la asignación de recursos para que lleguen a la población más necesitada. El codirector del Banco de la República Carlos Gustavo Cano señala que para que realmente haya un bienestar firme en la población se requiere no solo que el crecimiento del PIB sea alto, sino sostenidamente alto. En consecuencia, dice, el crecimiento económico sostenido de 6 por ciento es lo que va a permitir un mejoramiento del bienestar, porque se podrá bajar el desempleo y mejorar la calidad de la ocupación, pues advierte que "de nada vale que el desempleo caiga, cuando lo que hay es empleo informal, mal pagado e inestable". El bienestar no se vuelve general: CID El crecimiento del PIB no se traduce en bienestar general porque los sectores más dinámicos son minería e industria, que solo generan empleo calificado y no empleo masivo, que es lo que se requiere, dice el investigador del CID Ricardo Bonilla. El comercio es gran generador de trabajo, generalmente a través del rebusque, que solo soluciona el día a día. Por su parte, Guataquí añade que la baja educación es otro problema: en los últimos ocho años, el país se dedicó a ampliar la cobertura y se olvidó de la calidad. "Los ingresos son una remuneración de la educación y si esta no es buena, un trabajador puede exhibir muchos títulos, pero no mejora sus ingresos. Este es un cascabel que nadie le quiere poner al gato", dice.